
Llevamos siglos estudiando los distintos tipos de nubes. Qué nos dice la forma y el color de estos fenómenos atmosféricos
La atmósfera de la Tierra esconde unos 12.900 millones de litros de agua, más o menos. Y buena parte de ese agua está en enormes nubes que vemos sobrevolar nuestras cabezas como si nada. Estos enormes objetos atmosféricos cautivan nuestra imaginación en la infancia, pero a menudo dejamos de pensar en ellos durante nuestro día día.
Conocerlas puede ayudarnos a prestarles la atención que merecen.
Índice de Contenidos (8)
Qué es una nube
Las nubes son, esencialmente, agua, mucha agua. Agua en forma de vapor, pequeñas gotas e incluso pequeños cristales de hielo que se mantienen en suspensión en la atmósfera. Este agua se hace visible cuando se condensa, generando un contraste con el azul del cielo.
Las nubes circulan por la atmósfera arrastradas por las diferencias en presión y el viento que estas generan. También se desplazan a consecuencia de la propia rotación terrestre, ya que la superficie sólida de la Tierra no rota de la misma forma que la atmósfera.
Las nubes pueden ser de muy distintos tipos que clasificamos en función de determinadas condiciones, como la altura a la que se dan. Por ejemplo, cuando las nubes se forman a la altura de la superficie, ni siquiera solemos referirnos a ellas como tal, sino como niebla. Pero la niebla no deja de ser un tipo de nube.
Cómo se forma un nube
La atmósfera guarda vapor de agua, pequeñas moléculas de H2O que se mezclan con los otros gases que conforman la atmósfera. La cantidad de agua que la atmósfera puede guardar en forma de gas depende de factores como la temperatura y la presión. Existe un umbral a partir del cual la atmósfera se “satura” de agua, y es cuando este agua puede comenzar a acumularse.
Esta acumulación se da bien cuando la cantidad de agua aumenta o porque las condiciones atmosféricas hacen que el umbral se rebaje, e implica que las moléculas pasan de ser un gas en suspensión a formar gotas microscópicas de agua. Cuando estas gotas, aún en suspensión, se acumulan, se forman las nubes.
Tipos de nubes y características
Las nubes suelen clasificarse en función de dos características fundamentales: su altitud en la atmósfera y su aspecto. Según su altitud, se distinguen tres tipos de nubes (con un caso adicional), grupos que la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) denomina de “piso alto” (las de mayor altitud), de “piso medio” (altitud intermedia) y las de piso bajo (las de menor antura), a las que hay que añadir las nubes de desarrollo vertical. Existen distintos términos con los que referirse a estas nubes, por ejemplo podemos hablar símplemente de nubes altas, medias y bajas.
Nubes de piso alto
Las nubes de piso alto son las que se sitúan a alturas de entre 5 y 13 kilómetros sobre el suelo, e incluyen los cirros, cirrocúmulos y cirrostratos.
Cirros: Según explica AEMET, los cirros son nubes del piso alto, separadas y “en forma de filamentos blancos y delicados, o de bancos o bandas estrechas, blancas o casi blancas”.
Cirrocúmulos: Se trata de una capa delgada de nubes, blancas y sin sombras, “elementos muy pequeños” en forma de granos u ondulaciones.
Cirrostratos: Estas nubes por su parte adquieren la apariencia de un “velo nuboso”, también transparente y de color más bien blanco, solo que este tipo de nubes cubre el cielo, total o parcialmente, produciendo “halos”.
Nubes de piso medio
Las nubes del piso medio se ubican a alturas entre dos y siete kilómetros, y también pueden ser de varios tipos: altocumulos, altostratos, y nimbostratos.
Altocúmulos: Los altocúmulos se ubican ya en alturas medias. Se trata de un banco o capa de nubes que pueden ser blancas o grises. Su estructura puede variar, estando formada por “losetas”, “masas redondeadas” o por “rodillos”, estructuras que, a su vez, pueden ser “parcialmente fibrosas o difusas”, explica AEMET.
Altostratos: Esta capa de nubes suele tener colores grisáceos o azulados, también puede tener un aspecto fibroso, se caracteriza por cubrir total o parcialmente el cielo permitiendo distinguir vagamente, pero a diferencia de los cirrostratos, no produce halos.
Nimbostratos: Estas nubes forman una capa gris y a menudo oscura, con “aspecto velado por la precipitación de lluvia o nieve”, precipitaciones que suelen caer de ella de forma más o menos continua.
Nubes de piso bajo
Las nubes del piso bajo son aquellas situadas a alturas de hasta dos kilómetros y pueden ser de dos tipos: estratocúmulos y estratos.
Estratocúmulos: De nuevo nubes que pueden adquirir un color gris, o, en otras ocasiones, blanquecinas con partes oscuras.
Estratos: Nubes generalmente grises, de base (relativamente) uniforme, que puede producir llovizna. Los halos en esta nube solo se producen cuando se alcanzan temperaturas muy bajas.
Nubes de desarrollo vertical
Finalmente, las nubes de desarrollo vertical también pueden ser de dos tipos: cúmulos y cumulonimbos.
Cúmulos: Se trata de nubes que surgen de forma aislada, densas y de contornos bien definidos. Estas nubes se desarrollan en vertical con forma de “protuberancias”, “cúpulas” o “torres”.
Cumulonimbos: Finalmente, los cumulonimbos son nubes que AEMET describe como “amazacotadas y densas”, de desarrollo vertical “en forma de montaña o de enormes torres”. En su cúspide, una cima “lisa, fibrosa o estriada”.
¿Cuánta agua hay en una nube?
Las nubes son objetos etéreos, de aspecto “algodonoso” y con una densidad lo suficientemente baja como para mantenerse a flote a cierta altura en la atmósfera. Sin embargo, también son enormes, por lo que la cantidad de agua que pueden albergar es enorme.
Hace unos años, un grupo de investigadores se propuso contestar a la pregunta de cuánta agua hay en una nube. Lo cierto es que la respuesta puede variar mucho ya que el volumen de estos fenómenos atmosféricos puede ser de lo más diverso. Sin embargo el equipo realizó una estimación basada en una densidad tipo de 0,5 gramos de agua por metro cúbico de nube.
El equipo tomó como referencia un cúmulo promedio, una nube que tendría una forma cúbica y un kilómetro de largo. El resultado: esta nube imaginaria contendría unas 500 toneladas de agua. Nubes de mayor tamaño, por supuesto, serían capaces de albergar una cantidad aún mayor de agua.
Imagen portada | Pixabay
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Llevamos siglos estudiando los distintos tipos de nubes. Qué nos dice la forma y el color de estos fenómenos atmosféricos
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Xataka
por
Pablo Martínez-Juarez
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